Mimos

Hay algunos que piden padres, otros que piden vaya a saber qué. Yo, después de este partido de hoy, necesito mimos. Muchos. Todos los que tengan. Así que si alguno está con mimos sobrantes... gracias.

Mañana

Punto de partida. Inicio. Home. Primer paso. Primero de muchos. El futuro. Mañana me mudo. Qué nervios.

Roedor

La rata dejó pistas de su existencia durante dos días. No sabía que era su agonía. Raspó puertas, mordisqueó papel, comió pan, dejó sus excrementos por toda la cocina. En vano se puso veneno en una bandejita. Ella sólo esquivó y esquivó cuanto pudo el alimento letal. Finalmente, la señora que cuida a mi niño, la descubrió, aterrorizada (la rata), escondida debajo de las hornallas.
Envalentonada, C (la señora) y presa de un institno asesino desconocido hasta el momento, la cazó en un segundo, la golpeó contra el piso duro y la mató. Hoy me pregunto si está bien que ella cuide a mi niño.

La cabeza traiciona de noche

A las dos en punto de la mañana, mis ojos se abrieron como murciélago. Vueltas, vueltas. La cabeza que traiciona y trae a la oscuridad aquello que no necesitaba ser revelado. La garantía perfecta del insomnio. Horas muertas, detenidas, donde sólo se mueve el tiempo y los pensamientos. De nada sirvió imaginar playas de Costa Rica, una visión nostálgica de Lisboa o el sol poniéndose en Santorini. Ganó el mal pensar, la elucubración maldita de un futuro insoportable. Lunes al fin, sol mediante, espero que la próxima noche agote mi cabeza y me deje dormir.

Periodista

Durante muchos años de mi vida trabajé de periodista. Ahora, hace unos 5 que no. Hoy no me reconozco como tal, porque no ejerzo. Pero sigo teniendo esa curiosidad compulsiva por todo, esas ganas de contar y de narrar con veracidad. Será este blog producto de esa sangre que corre por mis venas?. Igual, gracias a todos los que saludaron.

¿Era tan fácil?

¿Cuál es el borde que hace que uno esté de un lado o del otro? Siento que es finito, que es flexible, vulnerable. Pero sé también que sólo una mirada puede hacer que cruce de un lado al otro en un instante. Hoy estoy de éste, porque él me miró.

Sarkis

Me senté, observé sus profundos ojos negros y sus enormes tetas blancas que se esparcían sobre la mesa como un mantel blando. Ella levantó mi taza de café con toda femeneidad, la miró con detenimiento y comenzó a describir mi realidad con voz monótona. Que mi trabajo, que mi familia, que la mudanza. No dijo nada del amor. "¿Querés que invente?" me dijo descarnada. Y agregó con resentimiento: "no te preocupes por eso, los hombres sólo nos atrasan". "No creo dije yo", mientras dejaba la silla.
Pero a ella no le importó. Y siguió revelando designios en otras tazas. Creer o reventar.